| Bienvenidos al primer foro en español de la saga Los Juegos del Hambre, escrita por Suzanne Collins. En este foro encontrareis todo lo que necesiteis sobre la saga, su escritora y sus personajes, asi como juegos y concursos de todo tipo. |
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"Me rindo, preciosa. Limítate a responder las preguntas e intenta que el público no vea lo mucho que lo desprecias."
Haymitch (LJDH)
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| Papel a trasluz -[ACTU 26/09] | |
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Alaris Haces tu primera aparición pública en la arena y les encantas
Mensajes : 102 Fecha de inscripción : 20/09/2010 Edad : 33 Localización : Conectada a Matrix
| Tema: Papel a trasluz -[ACTU 26/09] Miér Sep 22, 2010 6:45 am | |
| Hi! Primer post de alguna de mis historias Se trata de un fan shorfic de Matrix, así que ya sabéis el argumento xD. Me inspiré, en concreto, en la peli de Animatrix, haciendo esta historia como si fuese un pequeño corto. Hmm, qué más decir.... Son9 págs, asi que por eso tendré que hacer actus de 3 en 3, para que no sea tan extensa y dejar con un poco de intriga mwhahaha densa. Y bueno, nada más. Espero que os guste y leer críticas constructivas, que siempre vienen bien para aprender/mejorar. Sin más dilación, aqui os dejo las 3 primeras págs! ¿Alguna vez has tenido un sueño que parecía tan real hasta llegar a confundirte? Pues a mí, casualmente, me da esa sensación todos los días. ¿Casualmente? Ni siquiera sé si esa es la palabra correcta, si de verdad se trata de una casualidad, o si de verdad es verdad lo que veo, oigo y toco. En resumidas cuentas, me pregunto si es real todo lo que me rodea. Hoy he soñado con lo mismo de siempre: estoy corriendo, como huyendo de algo, y al final encuentro una verja por la que trepo con facilidad, gracias a mi estado físico. Cuando estoy al otro lado, camino lentamente, de repente me detengo y sonrío. Es al alzar la mano cuando mi sueño se detiene y me despierto, devolviéndome a la realidad; o a la no realidad. Las primeras veces que había soñado esto hacía caso omiso, pero seis meses recreando la misma situación todas las noches, ya se ha convertido en algo más que una coincidencia. Incluso he llegado a ir al psicólogo, y el diagnóstico que redactó concluyó en un fenómeno llamado “sueño recurrente”. En mi caso, al ser perseguida o huir de algo, puede significar que hay algo en mi vida que no marcha bien y no logro percibir de qué se trata, y preciso de una ayuda que, quizá, encuentre. Dejé de ir a su consulta porque eso era algo que ya sabía, y si no iba a hallar respuesta a mi pregunta, ¿para qué desperdiciar tiempo en un bucle? En fin. Apago el despertador a tientas, mientras gruño por volver a despertarme. Finalmente, acaba estampado contra la pared, porque, una vez más, la pila debe estar casi agotada y no lo apaga cuando quiero. Boca abajo, me pongo de rodillas y me desperezo. Qué calor… Ni aun habiendo dormido en tirantes y ropa interior he logrado evaporar el sudor. Opto por darme una ducha fría, y así aprovecho para despertarme. Mi parda gata, Kya, entra en el baño, se acaricia en mi pierna y me maúlla para darme los buenos días. Le rasco tras la oreja y me meto en la bañera. Algo me sorprende. No había abierto el grifo del agua caliente y estaba más que templada. Toco la pared, para ver si las tuberías la han calentado. Nada. -¿Cómo demonios…? –mascullo. Entonces, vuelvo a tocar el agua para ver si no estaba volviéndome loca. Y, una nueva sorpresa me debe de haber dejado cara embobada. Ahora estaba helada, tal y como la quería. Vuelvo a escuchar a mi gata entrar en el baño, me giro, y hace exactamente el mismo gesto: se acaricia en mi pierna y me maúlla. Habría sido normal si no hubiera seguido exactamente la misma trayectoria que hacía unos segundos. -Déjà vu –me repito una y otra vez, aunque algo me dice que es más que eso. Vuelvo a tocar el agua, temerosa que siga en ese intervalo repetitivo y me queme de nuevo. Pero nada, seguía fría, menos mal. El estrés acabará conmigo. Tardo cinco minutos, y, al salir, envuelvo en una toalla mi pelo color café mechado en negro. Me miro un segundo en el espejo, y observo que mis ojos castaños aún tienen hebras somnolientas. Me da tanta pereza tener que ir currar… -Vamos, Kya, las dos tenemos que desayunar. Desenvuelvo mi pelo, y dejo la toalla mojada encima de la cama deshecha. Me pongo unos vaqueros rotos y la camiseta blanca de tirantes del cibercafé donde trabajo: Bytenverse. Ya en la cocina, le sirvo el cuenco de comida a mi gata mientras me tomo una tostada que me sabe a cartón. No tengo tiempo de encender la televisión porque tengo tres minutos para coger el bus y no llegar tarde, así que me decanto por acariciar a Kya como despedida y salir lo antes posible. Justo antes de coger el ascensor, busco el móvil en la desgastada mochila para avisar a Cyntia para decirle que voy a llegar tarde. Es la única persona a la que considero una amiga, casi como una hermana. Mensaje enviado, ahora sólo tengo que echar a correr. El ascensor es demasiado lento, así que corro despavorida por las escaleras. La vieja casera me echa la bronca por no haberle pagado todavía. -¡Minerva! ¡Maldita morosa! -Cuando cobre, ¡joder! –mascullo sin mirar atrás. Es a la única anciana a la que le falto al respeto, porque es una bruja de mujer. Su mayor afición es amargarte el día; no se merece mejor trato. Veo que el autobús está llegando a la parada, y atropello a la gente por llegar hasta él. ¿Es que todo en la mañana tenía que salirme mal? Por fin, me siento, detrás de un insoportable niño que no deja de incordiar a la madre. Tanto estrés en tan poco tiempo; y lo que me queda en el trabajo, rodeada de geeks babosos que no dejan de mancharlo todo de comida y mirarte con ojos lascivos. Soporto tanto por tan poco… Pero, pagar el piso desde que me independicé merece la pena. No tener que aguantar a tus ocupados padres que tan cansados llegan del trabajo y te ordenan hacer todas las labores domésticas, es algo que deseaba desde hacía cinco años. Ahora, con veinte, soy libre. O eso creo. Pasan los minutos, y me quedo mirando a una agradable pareja de ancianos montarse en el autobús, intentando pagar el ticket mientras hablan con el conductor sobre los nuevos tiempos. Entonces, algo sucede. Es como si volviéramos tres segundos antes en el tiempo, menos yo, que me quedo quieta, observando la situación. La misma escena se repite: los viejecitos hablando con el conductor, y el niño de delante que no deja de incordiar a la madre. Me espeto en el sitio, asustada o, tal vez, alarmada. ¿Qué acaba de pasar? ¿Sólo yo me he dado cuenta? Me llevo una mano a la boca. Acaba de pasar exactamente lo mismo que esta mañana con mi gata, y nadie, absolutamente nadie, parece haberse percatado de la situación. Me paso la misma mano por la cabeza, y me doy cuenta de que ya está seca, lisa, y con un flequillo revuelto que acabo de despeinar. Debo de parecer una loca, con los ojos desorbitados y con tal aspecto. -Esto no puede ser real… -susurro. Los ancianos pasan por mi lado, sonrientes, y es cuando me suena el móvil. Cyntia ya sabe que voy a llegar tarde, y Tom desapareció hacía dos meses. Entonces, ¿quién podría ser? La pantalla me indica que es un número desconocido, así que lo ignoro porque no tengo ganas de tirarme media hora diciendo que “no me interesa” a un teleoperador. Sigue sonando el móvil, cesa; vuelve a sonar el móvil, cesa. Así hasta tres veces. Por fin ha parado. Saco un pequeño trozo de papel y, distraída, me pongo a dibujar el nombre de Tom. Le echo tanto de menos… Quedamos en mi casa, porque me tenía que decir algo importante, pero nunca llegó. Al menos me besó en los labios la última vez que nos vimos. Estaba ausente, preocupado por mí, por él, por todo; tal y como yo lo estaba ahora. ¿Y si había tenido las mismas incógnitas en mente que yo? ¿Y si su diagnóstico fue de esquizofrenia? Pero él no podía estar en un manicomio porque no estaba loco. Ni él ni yo hemos tomado drogas jamás, y hemos sido tan realistas que ni siquiera recordamos la última vez que vimos una película ficticia. Por eso no sabía dónde podía estar. -Ojalá aparezcas pronto… -suspiro, y se me cae una lágrima hasta el rabito de la eme. Al acariciarla, veo que la tinta no se corre. Es más: está seca. ¿Qué está pasando? Continuará
Última edición por Alaris el Dom Sep 26, 2010 6:04 am, editado 1 vez | |
| | | MK Ultra || Agente de la Paz ||
Mensajes : 951 Fecha de inscripción : 06/08/2010 Edad : 28 Localización : Distrito 14
| Tema: Re: Papel a trasluz -[ACTU 26/09] Miér Sep 22, 2010 8:05 am | |
| *.* Esto se te da genial, me das envidia xD
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| | | Mandurria Has ganado Los Juegos del Hambre. Felicidades, vuelves a casa
Mensajes : 1658 Fecha de inscripción : 27/07/2010 Edad : 27 Localización : Extrangulando a Katniss por ser un muto o_ó
| Tema: Re: Papel a trasluz -[ACTU 26/09] Jue Sep 23, 2010 3:26 am | |
| Oh, me gusta y mucho xD Sigue poniendo, pliss | |
| | | Alaris Haces tu primera aparición pública en la arena y les encantas
Mensajes : 102 Fecha de inscripción : 20/09/2010 Edad : 33 Localización : Conectada a Matrix
| Tema: Re: Papel a trasluz -[ACTU 26/09] Dom Sep 26, 2010 6:03 am | |
| Gracias por leerlo ^^ Aqui va la actu de hoy! ______________________
Voy a lanzar el papel por la ventana, y, al trasluz, veo unos números brillantes, como las matrices de un ordenador. Se me resbala de las manos, y, nerviosa, me echo al hombro la mochila y me levanto del asiento. Me agarro a una barra y pierdo la mirada en el suelo. O, al menos, eso quería. La ancianita sonriente me coge el brazo, y, amablemente, me pregunta: -Jovencita, ¿te encuentras bien? La miro extrañada, porque sus ojos no se corresponden con su sonrisa: están fijos en mí, inexpresivos, como los de la Mona Lisa. -S-sí –balbuceo. Entonces, vuelve a sonarme el móvil, y la ancianita tarda en soltarme el brazo: tengo que zafarme de su mano. Veo en la pantalla que pone Desconocido. Un operador no repite cuatro veces el mismo número en apenas diez minutos. Descuelgo, y, poco a poco, me acerco el auricular al oído. El tiempo parece transcurrir tan lento que se me hace interminable ese movimiento. Los ancianos no dejan de mirarme; son los únicos que me observan. Entonces, una voz me contesta, una voz familiar que me deja boquiabierta. Las puertas del autobús se abren. -Tienes que bajarte –me urge con voz monótona. Es tan agradable, que me acaricia, me da tanto cariño que no me siento sola. No puede ser otro que Tom. -¡¿Dónde te habías metido?! –susurro casi en alta voz. -No hay tiempo. Bájate, ¡ya! –ahora me ordena impaciente; le hago caso. - Y no dejes de correr. Entonces, cuelga. Salto del autobús y comienzo a correr, sin mirar atrás para no tropezarme. Voy a tanta velocidad que arrollo a tres personas, las cuales se quejan con palabrotas que no quiero oír. Tom, ¡era Tom! ¿Por qué ha aparecido ahora? ¿Cómo demonios sabía dónde estaba? Algo está pasando, algo extraño me está pasando. Escucho más gritos tras de mí, y por la cámara de mi móvil veo que tres tipos enchaquetados me están persiguiendo. Tal vez son sus gafas de sol las que tanto miedo me han dado, porque los hacen parecer tan sintéticamente malvados que, si me alcanzan, me tratarán peor que a un insoportable mosquito. Entonces, Tom vuelve a llamarme, y ahora soy yo la primera en preguntar. -¿Qué está pasando? –exclamo. -No te pares, las respuestas vendrán después. Sólo tienes que despertarte. Vuelve a colgar, dejándome más intrigada e inquieta aún. ¿Despertarme? Por las bocacalles, salen más tipos como esos, y me acaban llevando a un callejón sin salida, al menos, aparente. Los ojos se me desorbitan al atisbar una verja alambrada, exactamente como la de mi sueño. Escucho sus pasos apresurados, y guardo el móvil en el bolsillo. Lanzo la mochila al otro lado de la verja; ¡ojalá fuera yo ella! Después, doy un salto y comienzo a escalar. Uno me alcanza y coge mi pie, intentando tirarme hacia ellos. Le doy una patada en la cara, y le clavo los cristales de las gafas en ella, haciéndole gritar. He perdido una de mis converse, pero no pienso perder la vida, y mucho menos si no sé el por qué. Otro vuelve a cogerme del pie, y grito porque tira de mí mucho más fuerte que el anterior. Entonces, oigo un disparo, y vuelvo a poder escalar con normalidad. No sé quién ha sido, tal vez sea Tom, pero me ha ayudado. Gracias. Me araño las manos y parte de la pantorrilla con los alambres de espino de la verja, pero al menos he conseguido salir de su alcance. Aterrizo en el suelo y me da tiempo a quejarme. -Capullos –mascullo. Entonces, caen todos al suelo tras oírse varios disparos. Me agacho, aunque sé que no van a hacerme daño. Escucho unos pasos tras de mí, y, temerosa, me doy la vuelta lentamente. Creo que no es real. En verdad, no sé qué es real, pero, él, desde luego, no puede serlo. No puede estar frente a mí, sonriéndome. -Mi preciosa Minerva, ya no tienes que tener miedo. Me llevo ambas manos a la boca, aunque sé que tengo que taparme los ojos porque las lágrimas han salido de ellos despavoridas, como momentos antes había estado corriendo yo. Ladeo con la cabeza y mi espalda choca contra la verja. -No, no eres real…No puedes ser tú –digo con la voz quebrada. Agranda su sonrisa, pero ahora es melancólica, tal vez por la pena que causa mi estado emocional y confusión. Entonces, me tiende la mano. -¿Estás segura? Ven y verifica tu teoría –desafía confiado sin perder el cariño en su mirada. Hiperventilo, porque jamás he llorado tal y como lo estoy haciendo ahora. Miedo, duda, adrenalina y vértigo; eso es lo que siento. El amor es un caso aparte, no puede estar con el resto de sentimientos porque es demasiado fuerte y les vencería. Los haría desaparecer. ¡Pues claro! Soy estúpida, llevaba sintiendo eso desde que desapareció. La soledad me ha dejado tiempo libre para pensar sobremanera sobre aspectos a los que no puedo responder. Y, ahora que tenía la solución delante de mis ojos, no iba hacia ella. Había esperado tanto el momento, lo había recreado de tantas formas, que ahora me parecía más irreal que mi propia vida llena de extrañas repeticiones y fallos como los de esta mañana. Es, entonces, cuando me muevo llevada por la inercia. Me quito las manos de la boca, y logro dibujarle una sonrisa, y esbozar, yo, otra. Alzo la mano, y ando lentamente, porque no soy consciente de que me muevo: sólo sé que le veo, y que quiero rozarle por fin. Y es, ahora, cuando nuestras manos se rozan y abrazan. Da un tirón para que acabe envuelta en sus brazos, y, derrotada, cierro los ojos y dejo que las lágrimas fluyan. -¡Estúpido! ¡¿Dónde estabas?! –exclamo sin lograr sofocarme, dándole golpecitos en el hombro. -Buscándote –me susurra mientras acaricia mi pelo. Entonces, me aparto lo suficiente como para que me mire a los ojos. -¿Qué? –pregunto incrédula, sin poder racionalizar sus palabras. Asiente. -¡Deja de decir chorradas! –musito sin bajar la voz. - ¿Sabes lo preocupadas que nos has tenido a Cyntia y a mí? –casi no acabo la frase, porque mi tono se ha reducido a un pequeño sonido casi inaudible. Aprieta los labios, y ladea la cabeza, pero sé que no es por confusión. -He sido yo quien estaba preocupado porque no te dieras cuenta de la realidad. Frunzo el ceño. -Explícate porque me tienes en ascuas –le espeto. Me acaricia la mejilla, secando las lágrimas cuyas compañeras ya no salen de mis ojos. -Has tardado un poco, pero al fin lo has conseguido. Sólo te queda el último paso –me dice. –Despertarte. El silencio dura un segundo, y se busca algo en el bolsillo, encandilándome con su gesto característico: deja ver un poco de la lengua en un lateral, y frunce el ceño hasta que no encuentra lo que busca. Entonces, dejamos que el aire sople entre nosotros y coge mi mano, cerrando la suya en un puño sobre la mía. -El azul te hará olvidarte de todo esto. El rojo te llevará a la verdad –hace una pausa, –y a mí. -¿Esto es lo que te has estado enchufando estos dos meses? –le ataco con notable sarcasmo, haciéndole reír. -Elige –me urge, ahora, con firmeza. –Confía en mí, como siempre lo has hecho.
Continuará | |
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| Tema: Re: Papel a trasluz -[ACTU 26/09] | |
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