| Bienvenidos al primer foro en español de la saga Los Juegos del Hambre, escrita por Suzanne Collins. En este foro encontrareis todo lo que necesiteis sobre la saga, su escritora y sus personajes, asi como juegos y concursos de todo tipo. |
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"Me rindo, preciosa. Limítate a responder las preguntas e intenta que el público no vea lo mucho que lo desprecias."
Haymitch (LJDH)
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| Caroline Johnson | |
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Bailey Llegas al Capitolio
Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 18/09/2011 Edad : 27 Localización : pues... ¡mira una nube! xD
| Tema: Caroline Johnson Dom Sep 18, 2011 4:57 am | |
| bueno primero que nada aqui soy Lily Mellark pero en otro foro (de cazadores de sombras) soy Lily Wayland, y en ese foro tambien he colgado este fic (aunque esta un pelin mas adelantado) solo para aclarar xDD bueno el fic cuenta la historia de Caroline y no digo mas xDD (un poco obvio eso ¿no?) aqui os dejo el prólogo - Spoiler:
Desde que mi padre asesino a mi madre y posteriormente se suicidó, cuando yo tenía seis años, nada en mi vida ha sido como era antes, he tenido que aprender a valerme por mi misma, a saber que nadie te dará algo, sin nada a cambio, a saber que en un mundo como en el que yo vivo, es matar, o ser matado, y no se vosotros pero yo prefiero matar antes que morir. Mi nombre es Caroline Johnson, ¿dónde vivo? No lo sé ni yo, solo sé que… sea como sea, algún día saldré de aquí, de este horrible “pueblo”, (por decirlo de alguna manera) en medio de ninguna parte, aunque para ello tenga que venderle mi alma al mismísimo diablo. Haré lo que sea, para poder huir, cualquier cosa, con asegurarme la libertad. Bienvenidos seáis a mi pesadilla, mi vida.
y el primer cap - Spoiler:
En ningún lado se puede estar peor, que en la entrada de la cueva de los chupa almas. ¿Qué son los chupa almas? Pues son una especie de “espíritus” que eso, chupan almas, con el objetivo de poder volver a materializarse como humanos normales que eran antes de morir y pasar al estado etéreo en el que se encuentran ahora. Normalmente sus “transiciones” como llaman a sus muertes (a mi personalmente me parece una tontería, la muerte es la muerte y punto) suelen ser traumáticas. No os daré detalles, básicamente no tengo ganas de oler la peste de vuestros vómitos. ¿Cómo puedo oler vuestros vómitos si no estoy ahí con vosotros? Sois curiosos eh, pues fácil, el lugar donde me encuentro es como otra “dimensión” para que lo entendáis, en la vuestra, no sé si me explico. Los mismos lugares, el mismo espacio, pero a la vez distinto; Donde vosotros vivís yo lo calificaría de paraíso tropical donde ir a pasar unas buenas vacaciones mientras te sirven, sin embargo esto es como… el infierno en el mundo. ¿Si creo en los demonios? Creo en que los humanos somos los demonios; traicioneros, rencorosos, malvados, rastreros, hipócritas… y podría seguir perfectamente. Y ahora la siguiente pregunta me imagino que será, qué hago yo aquí, (me lo suponía) pues veréis, un mal nacido me robó una barra de pan que había… cogido prestada para llevarla al orfanato, y que las monjas puedan comer mientras las demás chicas encerradas en esas infernales cuatro paredes y yo, nos morimos de hambre y tenemos que suplicarles, para que nos den una mísera miguita, bueno volviendo al tema, el chico ese salio corriendo, claro está yo lo seguí, hasta que llegué aquí. Él entró en la cueva, y ahora me estoy haciendo a la idea de que las monjas me van a matar (no en sentido literal pero si muy parecido) y que mis posibilidades de comer algo tras dos días se fueron a la mierda. ¡¿Pero qué?! ¡¿Acaba de salir?! Imposible. No hay nadie que se haya escapadote la cueva de los chupa almas con vida. Lo cojo por detrás en el cuello de la camisa, y lo arrastro hasta ponerlo en frente de mí. -¿Dónde está mi comida, Ladrón? Él pataleaba, y agitaba los brazos intentando que lo soltara. -Venga ya, no me dirás que tú compraste esa barra de pan ¿verdad? -Eso a ti no te importa ¡¿Dónde está?! Lo sacudí. No era feo, pero tampoco guapo. Tenía el pelo marrón, y los ojos verdes, más o menos de mi altura, y no lo que se dice fornido. El chico silbó. -Oye eso no importa ahora, suéltame, me iré, y olvidaremos todo esto ¿vale? -Ni lo sueñes hijo de… -me interrumpí al oír un gruñido. Lentamente moví la cabeza hacia de donde había venido el sonido. Encima de la cueva estaba observándonos, y enseñando los dientes un petroc. Los petroc son bestias, con la forma de un lobo sin cola (aunque como tres o cuatro veces más grande) y sin pelo, con una tonalidad de piel negra, y esta todo recubierto de una baba viscosa, es asqueroso. -Te lo dije –susurro el chico- ¿y ahora qué? -Tu no me dijiste nada –dije enfadada- ¿ahora? Pues si quieres morir acuchillado en vez de devorado por una bestia… ¡Correr! Y eso hago, empiezo a correr todo lo que puede con aquel chico detrás de mi; el era más lento. Me doy la vuelta, agachándome, y cogiendo una piedra para lanzársela al animal. Le da en la cabeza, lo que lo hizo parar y tambalearse momentáneamente, pero en seguida volvió a perseguirnos. Esto me pasa por meterme de noche en el bosque. Busco desesperadamente algo con lo que poder atacar de verdad (no simples piedrecillas), y lo encuentro. Las ramas de los árboles pueden hacer mucho daño. Veo una lo suficientemente gruesa para clavársela al petroc, y lo suficientemente fina para que yo la pueda coger. Salto y me cuelgo de ella, mi peso hace que se rompa, entonces paro, y cuando el animal esta a punto de saltar sobre mí, me aparto a un lado y le clavo el “arma” en la espalda. Él cae, lo acuchillo varias veces hasta que todo resto de vida desaparece de él. Suspiro aliviada. -Guau, eso estuvo genial, me llamo Andrew –dijo el chico. Lo miro alzando una ceja. -Yo Caroline. -Caroline ¿Qué? -Johnson. -Oh Caroline Johnson, su huérfana, violencia de género, y posterior suicidio, ahora residente en el Orfanato de Luz Bella. -¿Cómo sabes todo eso? -Soy el hijo del presidente, a veces me gusta investigar sobre la gente en los registros, y tú tienes un gran historial. Empiezo a caminar. Me esta dando un poquito de cara el tío este ¿quién se cree que es? El hijo del presidente si claro, y yo un extraterrestre que vino de vacaciones. -Escucha –me sigue- me has salvado la vida, y a cambio podrás cenar hoy en mi casa. Me detengo en seco. ¿Ha dicho cenar? Ahora mismo pensar en algo de comida hace que la boca se me haga agua. Me doy la vuelta y lo miro. -¿Gratis? El asiente. -De acuerdo. -¡Genial! Pienso comer hasta reventar.
Este lugar en general esta destruida. Edificios derruidos, coches quemados, o destrozados, ningún tipo de planta. ¿Qué como podemos respirar? Pues con el paso del tiempo nos hemos acostumbrado al dióxido de carbono, y el azufre de los volcanes, o las brechas abiertas en la tierra. Aquí la gente muere muy joven, por una cosa u otra, y hay poca gente, cada vez menos. Bueno, la mansión del presidente es algo aparte, con todos los lujos que te puedas permitir en este lugar. Tiene como tres pisos, un montón de ventanas, aunque todas cerradas con las cortinas corridas. Y una verja rodeándola. Entramos, y lo que debe ser el mayordomo le pregunta a Andrew. -Señor su padre lo espera en el comedor –se acerca a el y le susurra al oído (como si no lo oyera)- No dijo que fuera a traer a ninguna persona. -Oh, es una amiga -¿Amiga?- me salvó la vida. -Ah entonces es bienvenida señorita. Asiento. ¿Cuándo vamos a comer? Por fin. Andrew, me guía hasta el comedor, y he de decir que no se parece en nada al del orfanato, este es como dos veces más grande, y con una gran mesa alargada, en la que en la otra punta se sienta un hombre, vestido de etiqueta, y con unos guantes blancos. -Hola papá –dice el chico. -Hola hijo, no me dijiste que fueras a traer a nadie, y menos con esa pinta. ¿Qué pinta? Si hoy tengo la misma ropa de siempre, el “uniforme” del orfanato; una camisa blanca, una falda de cuadrados y una chaqueta, ambas azules oscuro. Esta un poquito sucio, y manchado de la sangre del petroc, pero no es para tanto. -Me salvó la vida y viene a cenar. -Bueno en ese caso, gracias, y ¿Por qué no te sientas Caroline? Lo miro con desconcierto. ¿Cómo sabe mi nombre? Me siento. En la mesa está puesto un plato y un montón de cucharas y tenedores de distintos tamaños. -Digamos que conocí a tu padre. -¿Qué tiene usted que ver con mi padre? -Oh, es una historia muy larga –parece cansado- mira hijo quédate tu aquí cenando con la señorita Johnson, yo ya me voy a la cama. Buenas noches a todos. Se levanta y se va. -Te ruego disculpes a mi padre –esta vez era Andrew- le gusta hacerse el interesante. Asiento. Una de las puertas se abre, y entra un cocinero con un plato enorme de… espera un momento… ¡es pavo! Uy que bueno. Sólo he comido pavo una vez, pero era tan chiquita que ni me acuerdo, tendría ¿cuatro años? Más o menos. Pero comprenderéis pavo, y encima cocinado es un manjar que no se puede permitir uno todos los días. Tiene una pinta buenísima, se me está haciendo la boca agua. Tengo el presentimiento que esta será la primera vez en muchos años que coma y acabe llena.
Al terminar, Andrew se ofrece para acompañarme hasta el orfanato, pero yo lo rechazo. Quiero ir tranquila, preparándome para lo que me espera. Voy caminando, y en el suelo, un viejo harapiento y ciego me coge del tobillo. Lo miro. -¿Qué hace? -Comida –me suplica. -No tengo comida. Mete la otra mano en uno de los bolsillos de su chaqueta, sucia y rota. Veo el brillo de algo mecánico. -Pues dile al presidente que soy amigo tuyo para que me alimente, como hizo contigo. -¡Suélteme! Se saca una navaja, he intenta apuñalarme, pero, yo lo doy una patada en el costado, y el me suelta, y a la navaja que cojo, y se la clavo en el cuello. Hilos de sangre empiezan a correr de la herida. -A ver si ahora cierras esa bocaza. Él cae. Aún sigue vivo, y le doy una patada en el estomago, haciendo que escupa más sangre por la boca. Me doy media vuelta y vuelvo a emprender el camino hacia el orfanato. Pensaréis, que soy cruel, malvada, sin escrúpulos, y muchas cosas más, pero, si yo no me hubiera defendido, ahora mismo podría haber estado en su lugar, haber muerto yo en vez de él, y eso no me hace nada de gracia. Ya os lo he dicho antes, matar o ser matado. O si no me creéis, ¿por qué no pasáis un día aquí? Solo uno, haber si no me pediríais ayuda para defenderos. No me juzguéis, si no sabéis lo que he vivido, lo que he tenido que hacer para poder estar aquí ahora. Vivís encerrados en vuestro mundo de felicidad, que algún día se acabará, porque ¿sabéis qué? Esto antes era como es donde vivís vosotros, pero un día todo cambió; guerras, masacres, desastres naturales. No estáis a salvo, miréis por donde miréis, esta la muerte, tenedlo presente. Legué al orfanato. Esto parece el castillo de Drácula, pero sin Drácula (al menos como vampiro). Abro la verja de fuera, que hace el típico sonido de las películas de terror en estos casos. Me acerco a la puerta, toco, y me abre una de las monjas con cara de muy pocos amigos.
Abro la puerta de mi habitación, y entro. En una de las camas está sentada Megan. Megan es mi compañera de cuarto; tiene el pelo ondulado castaño claro, y los ojos negros. Es bastante más bajita que yo. -Veo que se han tomado las molestias de usar el látigo esta vez –dice viendo mis piernas llenas de arañazos. ¿Qué os había dicho? Las monjas me castigarían, y eso hicieron. -Si –digo cerrando la puerta. -Debe de ser todo un honor, normalmente solo usan palo, o sillas, lo primero que encuentren, -sonríe- y contigo, se tomaron la molestia de sacar el látigo. Eres alguien importante Caroline. -No te creas que también usaron palos. Megan, para mi es mi mejor amiga, o mejor dicho mi única amiga; es alegre, optimista, todo lo contrario a mí. Quizá por eso nos llevamos tan bien. -Allí sobre el lavabo tienes una camisa mía que ya no me sirve, véndate con ella si quieres –hace una pausa y continúa- te veo más gorda. -¿Gorda? –Ya me dirás como puede estar alguien en este antro sin comida gordo- Oh es que hoy comí en la casa del presidente –digo en tono de burla- le salvé la vida al hijo, y ellos me ofrecieron la cena. -Vaya eres toda una heroína –las dos nos reímos. Me vendo las heridas y cuando he acabado me tiro en mi cama. -Estoy agotada. Un viejo me atacó en la calle… lo maté. -Que raro –no para de sonreír. -Oye, ¿tú nunca estás seria? Parece que esta pensando. -No –dice por fin. -Que envidia. -La envidia es un sentimiento oscuro, pequeño saltamontes. Las dos volvemos a reír. -Si maestro. -Mañana viene el cura. La miro frunciendo el ceño. -¿Si? -Si lo han dicho hoy las monjas. No me gusta ese hombre, Caroline ¿Alguna vez has visto como nos mira? -¿A las chicas del orfanato? -Si. Nos mira como si fuéramos trozos de carne. Nos come con la mirada ¿sabes a lo que me refiero? Asiento. Ese viejo es un cerdo salido. -¿Te cuento un secreto? –la sonrisa volvió a sus labios. -Cuenta. -Por las noches, cuando todos duermen, incluso tú, salgo del orfanato, para ver a un chico. -Oh jo jo ¿A lo Romeo y Julieta? -Si. Es el chico más guapo que he visto nunca, es… esta noche ven conmigo, y lo ves con tus propios ojos. Pero solo te digo una cosa, como me quites a mi chico te rajo. Me río, y ella me abraza.
-¿Dónde esta tu príncipe azul? -Ahora viene, no impacientes. -Estoy en camisón –viejo y sucio como toda mi ropa- en medio del bosque, en plena noche. Se oye un ruido, y un chico sale de los árboles. -Ves ahí está. -Me siento acosada –digo. Es Andrew. -¡Caroline! Hola. -¿Os conocéis? –pregunta Megan. -Si al que salvé de ser devorado. -¡El hijo del presidente! –ella lo mira. -No creí que fuera conveniente decírtelo. -¿No lo sabías? Pues empezáis bien, sin sinceridad una relación no puede funcionar. -Escucha, tal y come están las cosas no es bueno que sepas quien soy de verdad, ella lo sabe porque me salvo la vida y darle algo de comer era la única forma de agradecérselo. -Como si fuera un perro –si, me encanta dramatizar las situaciones, y reírme de la gente. -Vale –dice Megan- te perdono, pero no más secretos ¿vale? -Vale. Se besan. Por dios que asco. -Eh, tortolitos, ¿hola? Estoy aquí dejaos de tantos besitos que me dan arcadas. Se separan y ríen.
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| | | Bibi Lannister Encuentras agua y comida, solo quedais 18 tributos
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| Tema: Re: Caroline Johnson Miér Nov 23, 2011 10:43 am | |
| ¡Guau Lily está genial! ¿Sigues escribiendo?,es que ahora me ha entrado la curiosidad de saber como sigue. Muchas gracias por compartir tu primer capítulo,escribes genial. | |
| | | Bailey Llegas al Capitolio
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| Tema: Re: Caroline Johnson Jue Nov 24, 2011 6:03 am | |
| gracias ^^ y si, si sigo escribiendo capítulo 2 - Spoiler:
Me despierto. Estoy en mi habitación, y lo primero que veo son las telarañas del techo de piedra. Me siento en la cama. Megan no está, ¿a dónde puede haber ido? Bueno, estará por ahí dando un paseo, ella es así, de rara; siempre me he peguntado por qué le gusta eso de caminar por el bosque, y ese tipo de cursiladas, es ridículo, allí no haces nada paseando, si fuera al menos cazando…oh mierda, hoy tengo que volver a ir a buscar comida, normalmente es por turnos, es decir las que menos simpáticas le caemos a las monjas somos las que nos arriesgamos el cuello un día por semana, intentando conseguir algo para que ellas se lo metan en sus bocazas, y nosotros nos muramos de hambre. Me pongo el uniforme, ¿lo recordáis?, chaqueta y falda azul, y camisa blanca, y cojo la navaja que le quite al viejo de ayer. Al salir de la habitación me encuentro con Bridgit otra de las que las que tienen que ir a cazar. La veo preocupada, y con una enormes ojeras -Oye Caroline, ¿has visto a Megan? -No, ahora no estaba en la habitación, habrá salido. -Estoy preocupada. -¿Por qué? No le va a pasar nada ¿has mirado en el bosque? -Si y no está. -Oye no te estás comiendo el coco con eso, estará bien de verdad. -Eso espero. Empiezo a caminar. ¿Por qué esta tan preocupada? Las salidas repentinas de Megan son muy habituales. Llego a la puerta, que da al exterior, y la abro a duras penas, pesan demasiado. El cielo está nublado, hoy lloverá. Espero que no cuando yo esté fuera. Creo que sé a donde puedo ir a buscar algo de comer. Por aquí cerca, hay una de las pocas casas que aún quedan en pié, y me parece recordar que también tenían una pequeña huerta, en una cúpula, que imita el aire que había antes en la tierra, el que vosotros respiráis, dando por tanto posibilidad a que algo “no venenoso” florezca allí. Los que viven en esa casa, son científicos locos, he oído decir que hacen constantes experimentos con humanos muertos, aunque nadie sabes con exactitud, para qué. Pero la gente es muy habladora, mucho blah blah, pero en el fondo nadie ha podido comprobar que lo que dicen es cierto. Emprendo la marcha hasta la casa. Me duelen las piernas de las heridas de látigo, y los moratones, causados por la silla, que usaron las monjas a modo de castigo. De verdad, si no fuera porque el orfanato es el único lugar en el que más o menos estás a salvo, haría que ardiera con las monjas dentro, aunque tambien podría matarlas una a una, “Y todo el peso de la ley caerá sobre ti”, y yo pregunto ¿qué ley? Me llevo la mano a la boca, como si con ese gesto pudiera parar las arcadas. No aguanto más. Vomito. ¿Qué demonios es esto? Apenas recuerdo vagamente este lugar, pero estoy segura de que no tenía todo esto. Cuerpos clavados en estacas, recorren toda la casa, hay una peste nauseabunda. -Dios que asco. Me acerco. No me equivoca, ciertamente hay una cúpula con un montón de vegetales dentro. Es de plástico o papel, algo raro. Me saco la navaja de uno de los bolsillos internos de la chaqueta, y la rajo. Al entrar, piso sin querer una lechuga. -No –suena una voz débil detrás de mí. Oh no mierda. ¿Recordáis a los cientificos locos? Pues este es uno. Me aparta de un empujón y se agacha hacia donde había pisado. -Pobrecita, descansa en paz. -Lo… lo siento, no quería. -Ya lo sé venías a robarme. Se levanta, y me da la mano, una mano huesuda. Literalmente parece un esqueleto con piel, y unas enorme ojeras. Lleva una bata larga, y blanca abrochada, y unos pantalones negros y rotos. Le doy la mano. Está helado. -¿Quién eres jóven? -Mi nombre es Caroline ¿el suyo? -Caroline, que nombre tan bonito, mi mujer y yo tenemos claro que si alguna vez tenemos una hija, se llamara así Caroline –me va a desgastar el nombre- Vamos dentro seguro que Morgan estará encantada de recibir visita. Soy yo o ¿ha pasado completamente de decirme su nombre? Entramos en la casa. Ventanas, cuadros, y una infinidad de cosas más, están rotas en el suelo. Subimos unas escaleras, y llegamos a una puerta. Él me mira, sonríe y la abre. No parece mala persona la verdad. En la habitación hay una cama, con el cadáver de una mujer encima. De nuevo arcadas. -Mira cariño –dice acercandose a el cuerpo- visita. Saluda –me regaña. Estará de broma no. -Hola. -Se llama Caroline. -Oye -empiezo- no es por bajarte de tu nube pero, sabes que esta muerta ¿verdad? -¡No! ¡No esta muerta! Solo dormida, pero ella me oye todo lo que le digo, y a veces también me responde. Un escalofrío recorre mi espalda. Entiendo su situación, ¿quién no so volvería loco en este mundo? Hay algunos que logramos mantenernos cuerdos, pero eso lo unico que hace es darte mas ganas de suicidarte. A veces pienso que si no sería mejor volverme loca, o simplemente negarme a ver la realidad. -Y… -No sé como preguntar esto- ¿por qué está dormida? -Oh bueno no lo sé con exactitud, pero sospecho que sea por… mi culpa. -¿Por su culpa? -Si, ven siéntate –señala uno de los bordes de la cama. Yo me siento, y al hacerlo, mi brazo se encuentra con la pierna de la mujer muerta, está completamente helada. Me siento incómoda, ¡quiero irme de aquí ahora mismo! -Verás –comienza a contarme- antes de que nada pasara, cuando este mundo era como el otro –se refiere a vuestro mundo- Mi mujer y yo vivíamos en esta misma casa, éramos muy felices, teníamos ideas de tener hijos –en sus labios se dibuja una sonrisa, una sonrisa triste- pero un día vino un hombre, un hombre alto fornido, decía que quería que creara una enfermedad para matar a todos los hombres malos de la tierra, y además me ofrecía una alta cantidad de dinero; yo acepté era un buen negocio, además estaba haciendo una buena obra ¿no? No, la enfermedad no era para matar a los hombres malos, la enfermedad era para matar a las personas. Había creado la enfermedad sin cura, nada que conociesemos hasta el momento, podía curarla, y era mortal. La gente se empezó a morir; ese hombre envenenaba los alimentos, el agua, todo lo que fuera de consumo humano. Y un día le fui a pedir explicaciones, y el me dijo “Toma tu dinero, y lárgate” eso hice, era imposible enfrentarse a él; pasar dos segundos a su lado era incómodo, siempre estaba solo, al menos yo siempre lo vi solo. Poco tiempo después comenzaron las guerras, las bombas atómicas, mi mujer y yo logramos sobrevivir, y nos encerramos aquí. Yo seguía intentando buscar una cura para la enfermedad, sin resultados, un día ella cayó enferma, y ahora… -empieza a llorar. Le pongo una mano en el hombro sin sabes muy bien que hacer ¿qué queréis? Normalmente la gente que veo llorar es porque estoy a punto de matarlos, no estoy acostumbrada a este tipo de situaciones. -Ve coje, unas cuantas verduras, las que quieras como si te las llevas todas. -No, no me lo llevaré todo, ¿y tú qué? -Me moriré. Vale, este tío es un suicida. -¿Eso es lo que quieres? ¿morir? Él asiente. Y ahora es cuando me gano el cielo haciendo la mayor obra de caridad de mi vida. -Hay una forma más rápida que esa –saco mi navaja y la abro en un movimiento ágil de la mano, enarcando una ceja. Sonríe animado, como un niño al que le han regalado lo que mas desea en el mundo. -Si, si –dice mientras se levanta, y se acuesta al lado de su mujer, con los brazos pegados a los costados- Estoy listo. -Relájate un poco, y disfruta de tus últimos momentos de vida. -¿Disfrutar? Acaso al vida es para disfrutar. Abro la boca para decir algo pero no la vuelvo a cerrar. Tiene razón, aquí no puedes disfrutar de la vida, y si es así, ¿para qué molestarse en vivirla? Aparto esa idea de mi cabeza. Alzo la navaja, y la undo en el corazón del hombre, que abre mucho los ojos pero no grita. Otra vez, y una ultima más. Cuando ya está muerto, salgo de la habitación, y durante un tiempo doy vueltas por la casa, y encuentro unos cuantos botes de gasolina, y una caja de cerillas. Empiezo a rociarlo todo con el liquido, enciendo una de las cerillas, y prendo fuego toda la casa, las otras me las guardo en un bolsillo de la chaqueta. Fuera cojo algunas verduras; cinco zanahorias, cuatro tomates, y dos manzanas, lo que me cabe en las manos. Empiezo a caminar de vuelta al orfanato. Más o menos a medio camino me encuentro con las rubia, casi blanca melena de Bridgit (no es que sea vieja, solo que su color es asi) entre los arbustos. Me acerco a ella. Está acompañada por un chico, y un niño. El chico es bastante alto con el pelo del mismo color que mi compañera, muy musculado; y el niño tambien con el mismo color, pero este muy bajito. Los dos se percatan de mi presencia, y me miran. -Hola Bridgit –la saludo. -Oh, hola Caroline, estos son mis hermanos, Sam y Tom. -Yo soy Sam, un placer –me saluda el chico. -Y supongo que tu serás Tom –digo dirigiéndome al niño, que asiente tímidamente desde detrás de su hermano. -Y ¿qué haces aquí? –me pregunta Bridgit. -Vengo de coger algo de comida ¿tú? -tratando temas familiares –esta nerviosa y se ríe como si fuera una niña pija. -Vale te dejo sola entonces. Me voy. Llego al orfanato y suelto las verduras en la cocina, y me dispongo a ir a mi habitación, cuando entro Megan esta sentada en su cama, con la cara undida entre las manos, llorando.
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| | | Bibi Lannister Encuentras agua y comida, solo quedais 18 tributos
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| Tema: Re: Caroline Johnson Vie Nov 25, 2011 3:21 am | |
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| | | Bailey Llegas al Capitolio
Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 18/09/2011 Edad : 27 Localización : pues... ¡mira una nube! xD
| Tema: Re: Caroline Johnson Mar Dic 13, 2011 10:45 am | |
| primera parte del tercer capitulo: - Spoiler:
Capítulo 3 Atención pregunta, ¿cómo se supone que tengo que lidiar con este tipo de situaciones? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué llora? Ella nunca llora. Me siento a su lado le paso el brazo por el hombro y le pregunto en un susurro: -¿Qué pasa? -El cura. Puff con eso me basta. Recordáis al cerdo asqueroso, mugriento, y déjame callarme. Se rumorea que abusa de las chicas del orfanato sabéis en que sentido ¿no? Pero como a las monjas y a él mismo no les interesa que eso se compruebe le echan tierra encima para que nadie sepa nada. Pero nosotras no somos tontas, cada cierto tiempo se suicida una de nosotras, aquí nuestras vidas pueden ser miserables pero no hasta ese punto… esperad un momento… se suicidan. Oh no. Tengo miedo, miedo de lo que pueda hacer Megan. Ella siempre es optimista, pero esto es algo más grande que cualquier optimismo. -Escucha –le susurro- ni se te ocurra hacer ninguna tontería ¿vale? Ella asiente entre sollozos. La abrazo. Pasamos así un rato largo, hasta que se empieza a clamar, y a quedarse dormida. La tapo con la sábana, y la dejo tranquila para que descanse. Me quito el uniforme me pongo un camisón y me voy a dormir. Esta noche tendré muchas pesadillas.
Al despertar veo a Megan sentada en la cama mirándome con sus ojos negros. -¿Has dormido algo? –le pregunto. -Si, hace unas horas las pesadillas me pudieron y no me dejaron volver a dormirme, ¿sabes? No pareces tan terrible cuando duermes, y no tienes esa expresión constante de estar de mal humor, pero cuando abres los ojos… -deja la frase sin terminar. -¿Te refieres a estos preciosos ojos grises? –intento que sonría pero lo único que logro es un parpadeo. Si, mis ojos son grises y soy pelirroja, con el pelo liso. -Si, supongo. Me levanto de la cama y me visto con el uniforme. Antes de irme me acerco a Megan y le vuelvo a susurrar. -Ni se te ocurra hacer ninguna tontería ¿vale? Ella asiente. Me siento mal por dejarla sola, pero tengo que salir a buscar comida. Ya sé donde iré hoy. Andrew tiene que enterarse de lo que ha pasado además, él es una reserva inacabable de comida. Megan siempre ha sido tan optimista, siempre mirando el lado bueno de las cosas. Seguro que esto solo es un pequeño altibajo que superara pronto, no tengo que preocuparme, pero aun así… no se que pensar. La casa de Andrew no está muy lejos, llego en una media hora más o menos. Toco en la puerta y me abre el mayordomo. -Oh, Hola señorita Caroline, no la esperábamos, ¿en qué puedo ayudarla?
es muy poquitoo -.- | |
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| Tema: Re: Caroline Johnson | |
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| | | | Caroline Johnson | |
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