1.El vasallaje de los 25.
Una gota de lluvia cae
sobre mi rostro, el frio me hiela la sangre mientras entro en mi humilde casa.
Mi nombre, no importa, solo soy un simple muñeco inútil para los del Capitolio.
Tengo 15 años y hoy, por desgracia para todos los habitantes de todos los
distritos, incluido el mío, el 12, es el dia en el que se elegirá a una pareja
mixta de chicos y chicas a los que se les mandará a los Juegos del Hambre, el
arma más poderosa que tiene el Capitolio para recordarnos su poder. Este años
son los Quincuagésimos Juegos del Hambre, lo que significa que es el segundo
Vasallaje de los 25, lo que quiere decir es que hace 50 años que empezaron y
con motivo de sus 50 años, los del Capitolio hacen una nueva estratagema en los
Juegos. Nadie sabe lo que puede pasar.
Ya es la hora de
acercarnos a la plaza donde se eligen al chico y la chica. Cada uno se saca de
una urna. Llevo desde siempre pidiendo teselas, por lo que hay un montón de
papeletas en las urnas que llevan mi nombre.
De repente nos muestran al
Presidente Snow sacando el sobre del segundo Vasallaje de los Veinticinco. Odio
ese hombre, tiene una pinta repulsiva. Lee el cuadrado de papel con voz
onerosa, informando a toda Panem de que, en honor al Vasallaje de los
Veinticinco, habrá el doble de tributos de lo normal. Los editores cortan y
pasan directamente a las cosechas, donde llaman a una persona tras otra. Cuando
llegamos al distrito 12 el corazón me late desenfrenadamente. ‘‘El doble de
tributos’’ pienso. Este año va a ser mortal.
MAddelaine, la encargada
de sacar los números de la urna, empieza diciendo:
-Las damas primero.
La primera en salir es
Maysilee Donner. Esta aferrada a dos chicas, todas rubias, todas hijas de
comerciantes.
Maysille Donner se suelta
con valentía y se dirige al escenario.
Otra chica más a la que no
conozco sube al escenario en medio de un montón de lágrimas desenfrenadas. Su
nombre es Juliet McCullers.
Entonces pasan a los
chicos. Maddelaine saca la primera papeleta. El chico cuyo nombre está en la
papeleta es el de Curtis Oxford. Afortunadamente no es el mío, y tampoco
conozco al chaval, por lo que no me preocupo. Solo queda una papeleta por sacar
y no puedo evitar pensar que mi nombre pudiera estar en él. En el momento en
que saca la papeleta se me hace eterno hasta que dice el nombre de un
desdichado muchacho que tiene muchas posibilidades de morir. Su nombre:
Haymitch Abernathy.
María Rincón Moreno