Bueno como prometí, aquí van los segundos capítulos de las dos historias
…………………………………2………………………La Estrella……………………
La familia nos da la oportunidad de un primer paso más allá del amor a uno mismo.
Riiiing !!!!!!!!
Levanté una mano hacia el despertador y lo apagué, me estiré y entonces oí unas risas, me volví hacia la puerta y… ahí estaban mi madre y mi hermana en la puerta de mi habitación luciendo dos perfectas sonrisas deslumbrantes.
Maggie se acercó y se subió a mi cama, entonces me puso una hoja de papel con un dibujo en las manos.
Maggie era mi hermana pequeña, tenía tres años y era la niña más preciosa que yo había visto. No se parecía a mí, a pesar de ser mi hermana, era igual que mi madre. Tenia el pelo negro como el carbón, y los rizos le caían por la espalda en tirabuzones, sus ojos eran verdes y grandes, enmarcados por unas espesas pestañas, y cuando sonreía se le hacían dos hoyuelos en las mejillas.
Miré el dibujo que mi hermana había puesto en mi regazo, éramos nosotras dos, cogidas de la mano, sonriendo. Me había vuelto una experta a la hora de descifrar sus garabatos. Encima del dibujo ponía algo así como ¡Feliz cumpleaños!, con una letra ilegible. Le di un gran abrazo y un beso.
Entonces mi madre se acercó y también me abrazó.
-¡Feliz cumpleaños, cariño!-me dijo al oído.
-Gracias, mamá
-Bueno..¡es hora de tu regalo!.Toma.
Me dio una pequeña cajita envuelta con un papel dorado y un lazo rojo. Lo abrí. Dentro había un colgante con una cadena de plata, el colgante era un corazón. Un topacio de color azul, mi piedra predilecta. Por detrás, el corazón tenía una chapa de plata en la que se leía mi nombre completo y mi fecha de nacimiento, aunque también había una inscripción: ‘‘Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas’’
Se me llenaron los ojos de lágrimas, ya sabía a que sol se refería la frase…
El día de mi nacimiento mi padre me compró una estrella, y le puso mi nombre. Se encuentra dos estrellas por encima de una constelación llamada la carpa dorada. El día en que mejor se divisa es el 28 de octubre a las 3 y media de la mañana, el día posterior a mi cumpleaños. Es pequeña, pero para mi es muy especial. Todos los años desde que tengo uso de razón el día de mi cumpleaños mi padre me llevaba a un pueblo a unas 100 millas al norte de Nueva York llamado New Ville, allí hay unas colinas espectaculares desde donde mas o menos se distinguen las estrellas, mi padre alquilaba un telescopio y nos quedábamos toda la noche mirando al cielo, todos los años esperaba con expectación esa noche mágica…
Mi padre falleció el 28 de junio del 2007, mi hermana solo tenía un mes. Nos dijeron que un hombre le había atracado por la calle, mi padre se negó a darle la cartera y el hombre le pegó un tiro en al cabeza.
Cuando mi padre murió estuve 3 meses sin hablar y casi sin comer, él era mi guía y le admiraba como si fuera el hombre más increíble de la tierra, nos unía un vínculo muy especial. Ahora me doy cuenta de lo mal que lo pasó mi madre cuando él murió, yo me enfadaba con ella porque parecía que no le importaba, pero no era así. Mi madre tuvo que guardarse su pena para sacarnos adelante, a un bebé, y a una niña que no comía ni hablaba.
Miré a mi madre, en sus ojos verdes había una profunda emoción, nos abrazamos y al cabo de un rato nos reímos de nosotras mismas.
-Qué sentimentales somos. -admití
-Tú padre estaría muy orgulloso de ti si te viera.-me dijo
-Le echo de menos-le confesé
-Yo también-susurró mi madre.
Entonces sonó mi móvil. Lo cogí.
-¿Diga?
-¿Eleanor?- ¿quién iba a ser?- ¡Feliz cumpleaños!-dijo la dulce voz de Roslyn.
Roslyn era mi mejor amiga, la conocía desde hacía dos años, nos conocimos en una convención de literatura fantástica, y desde entonces nos hicimos inseparables. Roslyn era bajita, delgada, y tenía el pelo muy rubio, casi blanco, es una especie de albina, no conozco a nadie que tenga la piel más blanca.
-Bueno, entonces ¿Dónde es la fiesta?-preguntó
-En mi casa
-¿Y ya lo tienes todo?
-Supongo-me reí-mi madre no me ha dejado hacer nada.
-Bueno pues… ¡nos vemos a las 7!
-Sí, ¡espera!, ¿sabes si…Callie va a traer a su novio?
-Espero que sí, ¡estoy deseando ver a ese espectáculo de la naturaleza!
Me reí. Callie era una muy buena amiga, era esa clase de persona que deslumbra sin quererlo. Era preciosa. Y su novio era igual o más impresionante aún.
-Creo que es el momento de recordarte que tienes novio.-le dije
-Gracias por recordármelo-me respondió en un tono hostil.
Eric era el novio de Roslyn, y también era mi mejor amigo.
En realidad les presenté yo. Eric era…no diría que es el típico chico guapo pero si atractivo, tenía algo que le hacía parecer muy sexy. Tenía el pelo oscuro y unos impresionantes ojos negros y también había algo en su forma de hablar, de mirar, no sabría definirlo, era como…muy masculino. Le conocí en el colegio y en seguida me hice amiga de él, es la clase de persona con la que puedes estar un montón de horas hablando sin cansarte
Antes estaba colgada de él, pero en ese momento éramos solo somos muy buenos amigos, y estaba muy contenta de que estuviera con mi mejor amiga…o al menos eso es lo que quería pensar.
-Bueno hasta luego-me dijo
-Adiós-le respondí y colgué
-¡Eleanor! Levántate y dúchate, que tienes varios regalos que abrir- gritó la voz de mi madre desde la cocina.
Me levanté y me encaminé hacia el baño.
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2
Un desagradable sonido me despertó, mi cerebro no lo identificó hasta pasados unos segundos. Era un aspirador. Uno de los peores sonidos que alguien podría utilizar para despertarte.
Abrí los ojos, estaba tumbada en el sofá del salón con la ropa del día anterior todavía puesta. Una mano grande y cálida estaba sobre la mía. Entonces me di cuenta de que mi hermano Daniel estaba durmiendo en el suelo, y que me había cogido la mano sin darse cuenta. Me reí, tenía una postura ridícula, soñando con la boca abierta.
Daniel se removió inquieto en el suelo, y empezó a darme mucha pena que estuviera ahí tirado.
-¡Daniel, despierta!
Le zarandeé y abrió unos confundidos ojos soñolientos.
-¿Qué pasa? – se frotó con cara de dolor la parte baja de la espalda.
-¿Que haces durmiendo en el suelo?- le pregunté
-¿Qué haces durmiendo en el sofá?- me reprochó
-Te estaba esperando….sé que fuiste a casa de Nicole ¿verdad?
-Sí, pero no conseguí nada, estuve tres horas aporreando la puerta y ni siquiera se dignó a abrir y decirme que me largara.
-¿Estás seguro de que estaba en casa? A lo mejor había salido… - le sugerí no muy esperanzada.
-No…-su cara era de una desesperación absoluta- estoy seguro de que estaba dentro, las luces estaban encendidas y…podía oírla sollozar cada vez más fuerte… ---la voz se le quebró y se le llenaron los ojos de lágrimas.
Le abracé muy fuerte, intentando que se sintiera mejor, intentando que dejara de sentir dolor por ella.
-¿Qué pasa?- una voz femenina nos interrumpió.
Mi madre estaba en el umbral de la puerta con los brazos en jarras, llevaba un viejo delantal y su pelo castaño estaba recogido en una coleta de la que sobresalían mechones de pelo irregulares.
-Nada- Daniel intentó secarse las lágrimas todo lo rápido que pudo, pero ella ya las había visto. Pude leer en sus ojos castaños la desesperación de una madre.
-Bueno, venga vamos a desayunar, ¡he hecho tortitas!
Los tres forzamos una sonrisa y nos encaminamos hacia la cocina.
Media hora después subí a mi cuarto con el estómago lleno y encendí el ordenador para ver si tenía algún correo de Cristal. Cristal era mi mejor amiga y vivía en Texas. Sólo nos habíamos visto una vez en persona, cuando el verano pasado fuimos a Los Ángeles de vacaciones a conocernos. Nos habíamos conocido por carta. En el instituto nos obligaron ha escribirnos cartas con gente de otros estados, y nos tocó juntas. La verdad es que era lo mejor que nos podía haber pasado, nos gustaban los mismos libros, las mismas películas, odiábamos las masas de gente, teníamos miedo a las arañas, y nos encantaba el campo, a ninguna nos gustaban las fresas, teníamos alergia a los ácaros y a la pimienta, y éramos dos antisociales. Podría haber sido mi hermana gemela, de no ser porque físicamente no nos parecíamos en nada. Ella era alta, pelirroja, de ojos negros y tenía la cara llena de pecas. Yo, al contrario, era más baja, tenía el pelo negro y liso, mis ojos eran bastante extraños, un color intermedio entre el azul oscuro y el chocolate. Puede que pareciera que no fuéramos hermanas por el físico, pero, la verdad es que no me parecía en nada al resto de mi familia. Todos me eclipsaban por completo…
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